Continuando con un artículo anterior sobre Francisco Granados, iba a titular éste, "Aguirre y la mala educación", pero creo que en el caso de Esperanza Aguirre se trata más de arrogancia que de mala educación. El incidente de ayer cuando la presidenta del Partido Popular de Madrid se dio a la fuga cuando dos agentes de movilidad se acercaron a multarla por haber estacionado su vehículo en el carril bus de la Gran Vía, parece demostrarlo porque la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, no solo no se disculpa, sino se permite mostrarse indignada. Que alguien que ha ostentado cargos públicos tenga, primero el comportamiento incivil de bloquear un carril bus y segundo, la arrogancia de mostrarse indignada y acusar a los agentes porque según sus propias palabras "...me estaban reteniendo para buscar una foto ...para montar lío", es inaceptable. Todo el mundo comete equivocaciones pero como alguna vez dijo Cicerón: "Todos los hombres pueden caer en un error; pero sólo los necios perseveran en él."
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