27 jul 2012

Encuentran al culpable de la crisis

Ni las hipotecas basura en EE.UU, ni los banqueros, ni las agencias de calificación, ni por supuesto, Rato, Salgado, Zapatero, Aznar, el Banco de España, las Cajas de Ahorro, los Gobiernos Autonómicos, las inmobiliarias y los corruptos. El culpable de la crisis ha sido identificado como Ceferino Endeudado, un pastor de Las Hurdes que pidió un préstamo por el escalofriante importe de 150 euros para comprar una cabra y dedicarse a hacer quesos. Desafortunadamente, la cabra se murió y Ceferino Endeudado no pudo devolver el préstamo a su vencimiento. Al no poder devolver el préstamo, la Caja de Ahorros que le había concedido el mismo se encontró con falta de liquidez para poder refinanciar otro préstamo de 500 millones de euros que había concedido a la inmobiliaria El Pufo II, con lo que esta tuvo que declararse en concurso de acreedores y la Caja de Ahorros pedir fondos al Estado. Los especuladores extranjeros, nada más enterarse del impago de Ceferino Endeudado y su efecto sobre la Caja de Ahorros y El Pufo II, habían empezado a vender acciones a corto y esto tuvo un efecto dominó en todo el sector financiero y también en la economía real.
Ceferino Endeudado se encuentra en dependencias policiales a la espera de ser imputado por la fiscalía, y mantiene que el no ha tenido la culpa de nada.
 

23 jul 2012

Nuestras horas son minutos...

Antonio Machado escribía en sus Proverbios y Cantares que: "Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender." Parafraseando a Machado se me ocurre comparar estos versos con la situación actual de la Unión Europea y decir que: "Nuestras horas son segundos cuando el mercado decide y siglos cuando lo hace la UE." Lo que los dirigentes europeos no parecen darse cuenta es que los mercados solo tienen un objetivo: ganar dinero; y un arma: la especulación. Y además son más rápidos que los Estados a la hora de tomar decisiones. Ya es hora de que los Estados reaccionen. Es hora de que reaccionen con contundencia y no con medidas estúpidas como la que indicó el ministro de Hacienda Montoro para incrementar la tributación de las plusvalías en la compraventa intradía de valores. Si se quiere atajar la especulación salvaje hay que tomar otras medidas porque una cosa es comprar y vender acciones en el día y otra muy diferente, tomar prestadas acciones, venderlas en el mercado para bajar el precio y luego recomprarlas para devolverlas. Lo ridículo de esta operativa es que posiblemente sean los mismos bancos que han recibido ayudas públicas los que estén facilitando la misma. Cuando la situación es crítica hay que tomar medidas extraordinarias. De nada sirven los argumentos de Draghi aduciendo que: "El BCE no está para resolver los problemas financieros de los Estados". Si leyera su propia página web leería: "...dirigimos nuestros esfuerzos a preservar la estabilidad financiera y a promover la integración financiera europea". La UE tiene que cambiar su posición dogmática ya. En un artículo anterior escribí que, efectivamente, algunos Estados han cometido excesos y esos excesos hay que pagarlos, pero no se puede pretender que los únicos que paguen sean los trabajadores, pensionistas, estudiantes, enfermos, dependientes, etc. Ya habrá tiempo de pedir responsabilidades y hay que hacerlo, pero ahora hay que crecer y no se crece subiendo el IVA y dejando que los mercados campen a sus anchas.

7 jul 2012

De la Unión Europea a la Desunión Europea

Algunos recordaréis la comedia "Fawlty Towers" de 1975 protagonizada por John Cleese. Hoy en día, algunas de las escenas quizás se considerarían "políticamente incorrectas" pero quiero recordar el episodio titulado "Los alemanes" y la frase que constantemente repetía Basil Fawlty a sus empleados "Don´t mention the war" (no mencionéis la guerra), para evitar molestar a un grupo de alemanes que iban a hospedarse en el hotel. Pero quizás hoy, si habría que recordar a los alemanes la guerra, no para hacerlos sentir culpables sino para que repasen los libros de historia y recuerden que en la posguerra los aliados fueron hasta cierto punto magnánimos y ayudaron en la reconstrucción del país. Solo un ejemplo: en 1953 se firmó un acuerdo (London Debt Agreement) entre Alemania y sus acreedores (entre los que figuraban Grecia y España) para refinanciar la deuda externa alemana incurrida entre 1919 y 1945 y se acordó condonar la mitad. También habría que recordar que en 2003 Alemania cerró el año con un déficit presupuestario del 4% del PIB en vez del 3% acordado por el Tratado de Maastricht y que pese a la oposición de la Comisión, el Consejo de Ministros de la UE no tomó medidas. La misma flexibilidad y comprensión debería mostrar Alemania hoy en relación a los países que están atravesando dificultades económicas extremas.
Ciertamente, algunos países europeos han cometido excesos y han estado viviendo por encima de sus posibilidades. En España, la burbuja inmobiliaria, los excesos de los políticos financiados a través de las Cajas de Ahorro y la corrupción están pasando factura. En Grecia, un endeudamiento facilitado en gran medida por los bancos alemanes también ha llevado al país a una situación dramática. No estoy proponiendo que se perdone deuda sino que la UE y particularmente Alemania sean más flexibles y más creativos a la hora de encontrar una solución. Parece que la UE tiene miedo de enfrentarse a la causa principal de la situación actual. La UE está siendo chantajeada por instituciones financieras que primero provocan la crisis y luego se erigen en defensores a ultranza de la consolidación fiscal; por instituciones financieras que no dudan en especular con la deuda de los países y así cobrar más y más intereses que eventualmente incrementan los déficits; por instituciones financieras que hacen todo esto con dinero público que ha servido para sanear sus maltrechos balances.

¿Es tan complicado tomar las medidas necesarias para que la UE salga de esta suerte de pesadilla Kafkiana? ¿Tanto cuesta tomar medidas contra la especulación?

La UE empezó como una institución destinada a prevenir una nueva guerra europea, se ha ido perfilando como una institución política donde, al menos en teoría, los estados miembros cedían soberanía a cambio de las ventajas derivadas de formar parte de la misma, pero lleva camino de convertirse en la Desunión Europea.