Hace unos días leía en El Confidencial que UPyD va a proponer acabar con las dietas de los diputados "cuneros" con piso en Madrid. Tengo que admitir que no conocía el término "cunero" que se acuñó en la época de la Restauración y que el articulo define como: "... los diputados ..., con nula o escasa vinculación con el territorio al que representan, pero con privilegios extra en su nómina mensual gracias a las dietas de alojamiento y manutención que el Congreso les reconoce por ser de fuera de Madrid." Actualmente estos diputados reciben 1.823 euros al mes para pagar su alojamiento en Madrid y en circunstancias normales sería hasta razonable. Lo que ya no parece tan razonable es que muchos de estos diputados no tengan vinculación alguna con la circunscripción a la que representan y que hayan sido colocados como "cabeza de lista" por servicios prestados al partido correspondiente. Son diputados que solo tienen casa en Madrid y los hay de todos los partidos: Alfredo Pérez Rubalcaba , Antonio Camacho, Jesús Caldera y Trinidad Jiménez del PSOE y Pablo Casado, Andrea Fabra y Gustavo de Arístegui del PP.
Esto me hace recordar el sistema parlamentario inglés por dos razones. La primera por el escándalo que destapó el diario The Daily Telegraph en 2009 sobre como algunos diputados falsearon sus gastos y cambiaron su residencia para, precisamente, reclamar gastos a los que no tenían derecho. El resultado ha sido de varios diputados encarcelados. La segunda razón es el hecho de que a pesar de este escándalo y de que los políticos británicos tienen la misma mala consideración por parte de sus votantes como sus correligionarios españoles, al menos intentan estar en contacto con estos. Cualquier ciudadano que tenga un problema y necesite ayuda puede pedir una cita para entrevistarse con el diputado que le representa para que este, por ejemplo, interceda ante un organismo de la administración. Estos encuentros se celebran en lo que se denomina "surgery" que literalmente se traduce como "clínica" y que los diputados organizan periódicamente. La periodicidad, es cierto, depende de si el escaño es uno de los denominados "seguros" o no - cuanto más seguro menos encuentros -, pero es un concepto completamente opuesto al sistema parlamentario español. Al menos en teoría, los diputados ingleses están al servicio del ciudadano - al igual que los funcionarios que allí se denominan "civil servants" o "servidor civil" - en cambio aquí parece que somos los ciudadanos los que estamos al servicio de los diputados y los funcionarios.
Hemos llegado a un punto en que los políticos parecen estar más interesados en sus prebendas que en representar a los ciudadanos y cada vez más parecen trileros dedicados a engañarnos.
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