16 feb 2012

¿Necesitamos una nueva Magna Carta?

El título de esta entrada puede sonar algo anacrónico, ya que me estoy refiriendo a un documento del Siglo XIII cuando los Barones feudales ingleses y la iglesia impusieron al Rey Juan de Inglaterra el documento conocido como la "Magna Carta". Dicho documento, con el que los Barones consiguieron conservar sus privilegios y limitar el poder del monarca, fue la base para desarrollar la ley constitucional en el Reino Unido . También ha servido como fuente de inspiración de otras constituciones, incluida la de Estados Unidos.
Esta introducción me lleva a las recientes declaraciones de la portavoz del Consejo General del Poder Judicial, Gabriela Bravo, en relación a la imputación de Iñaki Urdangarin por fraude a la Administración y malversación de caudales públicos. Primero dijo que "no todos los imputados son iguales" y un par de días después dijo que sus palabras se habían malinterpretado y que efectivamente "todos los ciudadanos son iguales ante la ley" - en fin, le daremos el beneficio de la duda.
También se ha escrito mucho sobre el hecho de que la prensa y diferentes comentaristas ya han condenado al Sr. Urdangarin incluso antes de que haya declarado en el juicio que se sigue por las presuntos delitos. Desde aquí quiero dejar bien claro que acepto la presunción de inocencia del Sr. Indungarin y la de cualquier persona, pero lo que si parece probado es que efectivamente ha habido cierto trato de favor y ciertos episodios no muy claros.  ¿Qué sabia la Casa Real, incluida la Infanta Cristina, sobre los negocios del Duque de Palma?  ¿Fueron los negocios del Duque la razón de que el Rey pidiese a Cesar Alierta de Telefónica que emplease a su yerno y le enviase a EE.UU?
En palabras del Rey en su último discurso de Navidad: "Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos."
Efectivamente, la sociedad está reaccionando. Quizás sea hora de plantearnos que puede aportar la Monarquía a España a partir de ahora y empezar a pensar en otra "Magna Carta" en la que solo haya representantes elegidos cada cuatro años y que, a la vez, puedan ser reemplazados.

7 feb 2012

¿El fin de la ideología?

Recientemente, un amigo me preguntaba si actualmente existen diferencias entre la "izquierda" y la "derecha", sobre todo teniendo en cuenta que, a excepción  de los extremistas, los partidos políticos suelen describirse con ciertos matices como de "centro", "centro derecha o izquierda", "socialdemócratas", etc. A estos matices que no son ni blanco ni negro, más bien un tono gris, hay que añadir el hecho de que la mayoría de las economías se rigen por las reglas del libre mercado y que, en la Unión Europea por ejemplo, los países miembros han cedido parte de su soberanía a una Comisión de tecnócratas y por tanto tienen cada vez menos autonomía en decidir políticas individuales para sus países basados en ideología.
En 1960, el sociólogo norteamericano Daniel Bell, publicó su libro "El fin de la ideología". En su libro, Bell, vaticinaba que las ideologías que surgieron en los siglos XIX y XX se volverían obsoletas y no tendrían cabida en una sociedad "posindustrial" dirigida por tecnócratas. La idea no era nueva y Marx ya hablaba de una sociedad "poscapitalista" sin clases.
¿Hay, entonces, diferencia entre la "izquierda" y la "derecha? Mi respuesta es que definirse como de una u otra ideología, exceptuando los extremismos, es más una cuestión de principios. Creo que la diferencia está en que alguien de izquierdas respeta la libertad del individuo para elegir su forma de vivir y de pensar, sin imponer sus propias ideas, mientras que alguien de derechas busca imponer sus ideas a todo el mundo. Obviamente, también en esto hay matices y no todo el mundo, ya se defina como de derechas o de izquierdas, es igual.