Tengo que empezar por decir que soy un ex fumador. Eso sí, era un fumador educado que nunca fumaba en un ascensor, un espacio reducido o entre platos durante una comida. Ahora que ya no se puede fumar en lugares públicos, aquellos maleducados que fumaban sin tener un mínimo de consideración a los no fumadores ya no molestan, al menos en sitios cerrados. Ahora la batalla está en la calle. Recuerdo que cuando fumaba en la calle era consciente de que llevaba algo encendido en la mano, algo que podía quemar y algo que desprendía ceniza que al contacto con una prenda de vestir, la podía quemar. Pues bien, la mayoría de la gente que hoy se pasea por las calles de Madrid con un cigarrillo encendido entre los dedos no se da cuenta de que pueden quemar a alguien o sus prendas. Mueven el cigarrillo al compás de sus movimientos exuberantes de brazos y manos sin pensar. ¿Podría demandar a alguien o al ayuntamiento si alguien me hace un agujero en el traje con un cigarrillo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario