Ya se ha conseguido el objetivo de los concentrados en la Puerta del Sol de Madrid. Las personas allí concentradas han protestado contra la desvergüenza de los políticos, contra la corrupción, contra los excesos de algunos sectores del sistema financiero. Su protesta se ha escuchado en todo el mundo, pero España no es Túnez, ni Egipto. No vivimos bajo una dictadura que no permite la protesta y la libertad de expresión. Vivimos en una democracia con ciertas reglas que hay que cumplir. Tenemos el derecho a la protesta y lo hemos ejercido. ¿Ahora qué? El próximo paso seria la retirada y la organización de una plataforma civica - no un partido político - que supervise a los partidos políticos, que denuncie la corrupción y que dé su apoyo a aquellos partidos políticos que efectivamente defiendan los derechos y las aspiraciones de sus votantes.
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